Sólo hay una cosa más importante que la dieta: dormir. Dormir bien y todas las noches. La dieta más perfecta del mundo se va a la porra si te la saboteas con falta de sueño y estrés (Chris Kresser lo explica fenomenal en su blog The Healthy Skeptic).
Así que, como son las 23:30: ME VOY A DORMIR.
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